La decadencia y el caos asolan la metrópolis y él sospecha de las flores. Aunque tal vez los cartoneros también estén involucrados.
El presidente sabrá: y Lorenzo lo va a averiguar.
"Lorenzo subió los últimos escalones del metro y se encontró en una ciudad de fantasmas. Por segunda vez en esa semana las luces de la calle habían fallado, de manera que los ciudadanos, desanimados y apagados ya por costumbre, formaban una masa cambiante de sombras en la lúgubre avenida. Por instinto se llevó la mano al bolsillo para proteger la billetera y se dispuso a emprender el camino a casa."